El agua está constantemente en movimiento pasando por sus tres estados: sólido (hielo o nieve), líquido (mares o ríos) y gaseoso (nubes o vapor de agua). Este ciclo del agua ha ocurrido desde hace millones de años, por lo que el agua que bebemos hoy es la misma que bebieron nuestros amigos los dinosaurios.
¿Por qué es importante conocer la relación entre agua y cambio climático?
Porque el agua es un elemento vital para nuestro planeta. Dependemos de ella para beber, para la agricultura y la ganadería, para la sostenibilidad y supervivencia de numerosas especies y ecosistemas. También porque su presencia en mares y océanos los convierte en grandes sumideros de dióxido de carbono y ayudan a modular las emisiones hacia la atmósfera. Además, mantienen las temperaturas globales en el equilibrio necesario para hacer posible la vida de todos los seres vivos. Analizamos cómo afecta el agua al cambio climático.
El cambio climático se manifiesta a través del agua mediante la alteración de su ciclo natural. Cuando el clima varía, las sequías, las inundaciones, el deshielo de los glaciares, el aumento del nivel del mar y las tormentas se intensifican con graves consecuencias. En este sentido, la adaptación efectiva al cambio climático pasa por una gestión de los recursos hídricos que permita desarrollar la resiliencia climática. Algo que, a su vez, nos ayudará a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
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